Mi nombre es Nadia, soy mamá de un niño hermoso llamado Iván, hace ya varios años que tengo el placer y orgullo de trabajar con niños.
Me siento muy feliz al poder participar de este medio el cual nos permite enriquecernos aprendiendo, investigando, explorando en esto tan puro y hermoso como la primera infancia.
A continuación les dejo un texto el cual nos cuenta acerca del dibujo infantil: el garabato y sus fases.
A partir
de los dieciocho meses, algunos antes, otros después, los niños comienzan a
esbozar sus primeros trazos. Es su primera expresión gráfica, una forma de
expresión de sus habilidades artísticas que toma forma de garabato, una
etapa fundamental en el desarrollo del dibujo infantil.
Aunque a
los mayores puedan parecernos simples “rayas”, para ellos son grandes obras de
arte. Al comienzo son trazos incontrolados, impulsivos, inconexos, que los
niños realizan moviendo todo el brazo, desde el hombro y que constituyen la
primera de las etapas en el desarrollo artístico-plástico de los niños.
De
momento, es una mera descarga motora, una etapa de familiarización en la que la
elección de los materiales y los colores no tiene aún una importancia
significativa. Con el desarrollo del niño y una mayor comprensión del mundo que
le rodea, los garabatos irán tomando poco a poco forma y contenido.
Este
período del dibujo infantil en el que el niño hace sus primeros garabatos se
divide en tres fases: los garabatos descontrolados, los garabatos controlados y
los garabatos con nombre. Veremos cuáles son las características de cada uno.
- Los
garabatos descontrolados
- Los
garabatos controlados
- Los
garabatos con nombre
La
primera etapa del garabateo está marcada por los garabatos descontrolados
o desordenados. Son trazos sin ningún orden ni sentido. Varían en longitud
y en dirección, incluso mientras los realiza el niño puede mirar hacia otro
lado. No hay una coordinación cerebro-ojo-mano.
El
pequeño sujeta el lápiz como mejor le viene; con toda la mano, desde la punta,
con dos dedos, e incluso a veces del revés, pero generalmente ejerciendo mucha
presión sobre el papel. Todavía no tiene control un control visual sobre su
mano y realiza los trazos moviendo el brazo desde el hombro, y a veces moviendo
todo su cuerpo. Poco a poco aprenderá a hacer el movimiento desde el codo y
luego desde la muñeca y los dedos. Es frecuente que se salga del papel.
El
niño no tiene intención de representar en el papel (o en el soporte
que sea) nada que haya visto. El garabato en esta fase no tiene una función
representativa sino que está basada en el desarrollo físico y psicológico.
Hacen trazos incontrolados simplemente porque les produce placer. Les resulta
agradable hacer garabatos porque disfrutan del movimiento que realizan al
hacerlos.
En la
etapa de garabateo descontrolado hay que proporcionarle al niño los
materiales adecuados (ceras, folios, lápices de colores, etc.) porque lo mismo
que dibuja en un folio puede hacerlo en un mueble, en una pared o sobre una
mesa.
A medida
que va realizando trazos, el dibujo se va perfeccionando. Lo que antes eran
rayas desordenadas hechas sin ningún control, empiezan a tomar forma. El niño
descubre que hay cierta relación entre los movimientos que realiza y los trazos
que quedan plasmados en el papel, comienza la relación de lo quinestésico
(capacidad de usar todo el cuerpo para expresar ideas y sentimientos) con los
pensamientos. Descubre el control visual sobre los trazos que ejecuta, por
tanto son ahora garabatos controlados.
En esta
etapa los trazos suelen ser más largos, y aunque aún toman una dirección
impredecible, los realizan con entusiasmo y se esmeran por llenar toda la hoja.
Aparecen reiteraciones de trazos circulares, líneas cortadas, puntos,
etc. con centros de intersección.
Al placer
de realizar movimientos que le resultan agradables se suma ahora la
satisfacción de que empieza a dirigir su mano. En esta etapa de garabatos
controlados, que abarca hasta aproximadamente los tres años de edad, se inicia
la verdadera integración visual y motriz, la cual se completa al llegar a
las primeras etapas de la adolescencia.
A
diferencia de la etapa anterior, ahora sí hay una intensión representativa.
Intenta reproducir un pensamiento o algo que ha visto, aunque un adulto no
puede reconocer lo que ha representado. A veces anuncia lo que va a dibujar y
otras cambia de idea sobre la marcha.
Ya cuenta
con un mayor dominio motor y es capaz de representar lo que ve, aunque a
veces sus trazos no se parezcan en nada al objeto que quiere representar. Los
trazos circulares y longitudinales evolucionan hacia formas más
reconocibles. El niño da nombre a sus garabatos.
Asume que
los garabatos son una forma de expresión y que a través de sus dibujos genera
una reacción en los adultos. Por tanto, es importante animarle, sin cuestionar
o intentar corregir su dibujo.
Tiende a
centrar el dibujo ocupando distintas partes de la hoja y empieza a elegir los
colores con intención.
El niño
se concentra en representar las formas, le dedica mayor tiempo a ellas, aunque
suelen combinar formas reconocibles con otras incomprensibles.
Al acabar
las fases del garabato, alrededor de los tres años, comienza la etapa del
dibujo pre esquemático que tiene lugar entre los 4 y los 7 años de edad,
en la que parecen representaciones comprensibles por el adulto. Generalmente,
lo primero que logran dibujar es una figura humana con forma de “renacuajo” (un
círculo para la cabeza y dos líneas verticales para las piernas).
Explicando
las tres fases del garabato hemos hecho un interesante viaje por las
primeras etapas del dibujo infantil. Los garabatos son la primera
expresión gráfica del ser humano, por tanto, debemos estimular a nuestros
hijos, animarles y facilitarles que se expresen a sus anchas.
Texto
extraído
de http://www.bebesymas.com/desarrollo/dibujo-infantil-el-garabato-y-sus-fases